De la Formación Profesional Dual a la Universidad Dual, una revolución necesaria
En la última década la formación profesional ha vivido una revolución silenciosa en nuestro país. Hoy en día ya nadie duda de que nuestro sistema educativo ha experimentado un enorme crecimiento cualitativo gracias a la implicación de empresas, centros formativos y administración. Esta década de avance ha servido para que el modelo de formación profesional pueda considerarse un caso de éxito en el que la coordinación entre diferentes entidades y la convivencia de diversos intereses ha desembocado en un resultado positivo. Un espejo en el que mirarnos ahora que los desafíos marcados por la Agenda 2030 nos hablan de la importancia de tejer redes de cooperación y alianzas.
Como ejemplo de esta transformación, en Galicia, las empresas colaboradoras con el sistema educativo han crecido un 43% en 10 años, etapa en la que la inserción laboral de la FP ha ascendido hasta un 85%, hasta un 97% si hablamos de la FP Dual. Las cifras hablan por sí solas. En términos de empleabilidad, la formación profesional dual se ha convertido claramente en la alternativa que proporciona mayores posibilidades de éxito al alumnado.
La tendencia gallega es equiparable a todo el territorio español, con algunas diferencias por comunidades autónomas (País Vasco, por ejemplo, se encuentra a la vanguardia), pero con un denominador común: la formación profesional dual garantiza una formación de calidad, cercana a la realidad empresarial y, sobre todo, alineada con las necesidades del mercado laboral.
Siendo ésta una gran noticia para nuestro sistema educativo, para nuestras empresas y para nuestros jóvenes, no es suficiente. Es por ello por lo que debemos realizarnos la siguiente pregunta, ¿para cuándo un sistema universitario dual? Si hablamos de establecer alianzas entre el sector público y el privado, las universidades deben jugar un papel central en ello. Siguiendo el modelo de la formación profesional dual, es hora de empezar a hablar de la implantación de un modelo universitario dual que vaya más allá de proyectos de investigación puntuales o de las tradicionales prácticas curriculares. Las facultades deben acercarse a la sociedad que los rodea, a las empresas y a las administraciones, y para ello deben dedicar recursos a establecer alianzas más allá del mundo académico. Esto hará crecer el nivel de nuestras titulaciones, mejorará la capacitación de nuestros estudiantes y, sobre todo, contribuirá a la mejora de nuestro tejido productivo.
En demasiadas ocasiones, desde el mundo profesional o empresarial hemos sentido una enorme distancia con el mundo universitario, los primeros centrados en la vorágine diaria del cortoplacismo y los segundos en una suerte de espacio doctrinal cerrado que se retroalimenta de espaldas a la realidad. Quizás haya llegado el momento de corregir esta anomalía y la Universidad Dual puede ser la herramienta idónea.
El primer paso está dado: las empresas, con su indiscutible apuesta por la formación profesional dual han demostrado que el sistema educativo puede contar con ellas, con sus recursos, con sus conocimientos y con su talento, para potenciar un modelo que proporcione garantías a los trabajadores del mañana. El siguiente paso le corresponde a la Universidad, al fin y al cabo, en sus manos está el futuro.
David Castro Currás
Director de Personas y Cambio de Inasus SL
Miembro de la Asociación Española de Directores de RRHH